De los cuatro cementerios principales de la ciudad, el más popular es, sin duda, el Cementerio de Père-Lachaise. Entre los cientos de tumbas famosas que se encuentran en este cementerio, encontrarás las de célebres escritores como Oscar Wilde, Honoré de Balzac y Marcel Proust, así como músicos como Chopin y Edith Piaf. Aunque la tumba más visitada entre los turistas es definitivamente la de Jim Morrison, la más bella es la de Abelardo y Eloísa, unos amantes de la Edad Media que son la versión francesa de Romeo y Julieta.
Al sur de la ciudad descubrirás el Cementerio de Montparnasse, el segundo más grande con unas 35.000 tumbas. Aunque no es tan visitado como Père-Lachaise, el cementerio de Montparnasse alberga las tumbas de un conjunto extraordinariamente diverso de celebridades, que van desde Porfirio Díaz, el presidente de México, hasta el legendario músico francés Serge Gainsbourg. Este cementerio es especialmente popular entre los fanáticos de la literatura ya que es donde se encuentran las tumbas de grandes escritores y pensadores como Sartre, Baudelaire, Simone de Beauvoir y Julio Cortázar.
Otro de los cementerios en París muy visitado por los curiosos es el Cementerio de Montmartre. Es ahí donde se encuentran los restos mortales de grandes escritores como Émile Zola, Stendhal o Théophile Gautier, así como la tumba del impresionista Edgar Degas. Si continuas hacia la zona de Trocadéro encontrarás el Cementerio de Passy, próximo a la Torre Eiffel. Aunque es el más pequeño de los grandes cementerios de París, entre sus más de 2.500 tumbas se encuentran las de, Marcel Renault, creador del mítico escudo de coches, el pintor Édouard Manet y el compositor francés Claude Debussy.
Por último, aunque no sea un cementerio como tal, hay que nombrar las famosas catacumbas de París. Los túneles de su interior se crearon cuando se desalojó el antiguo Cementerio de los Santos Inocentes y los restos mortales de todas aquellas personas fueron a parar a este lugar. Aquí te adentrarás en una infinidad de túneles subterráneos y pasadizos de lo más espeluznantes. Kilómetros y kilómetros de galerías fúnebres con millones de tumbas que al final constituyen la mayor fuente de enterramientos de París. Una forma de conocer la ciudad sin duda muy distinta a cualquier otra.