La ciudad manchega de Cuenca es un lugar de gran patrimonio monumental. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, dentro de su riqueza destacan sus famosas Casas Colgadas y su espectacular asentamiento sobre las paredes rocosas de las hoces de los ríos Júcar y Huécar. En los viajes a Cuenca no puede faltar un recorrido por su casco histórico, lleno de monumentos barrocos y góticos, con un sinfín de callejones que terminan en impresionantes miradores. Además, su Semana Santa es una de las celebraciones más importantes a nivel nacional, mientras que otros muchos viajeros quieren conocer Cuenca para aprovechar su entorno natural.
Visitar Cuenca es transportarte a otro mundo. Paseando por el casco antiguo disfrutaremos de una gran cantidad de miradores en los que podremos deleitarnos con estupendas vistas de la ciudad y el entorno. Ascendiendo y deambulando por las empinadas calles llegaremos a el Puente de San Pablo, el cual si cruzamos gozaremos de unas impresionantes vistas del Hoz del Huécar y las famosas Casas Colgadas, los icónicos balcones de madera que hoy en día albergan el Museo de Arte Abstracto Español. En la Plaza Mayor reina la Catedral de Cuenca, una impresionante catedral gótica del siglo XII considerada como una de las más bonitas de España. Explorando las coloridas y alegres casas de la calle Alfonso VII veremos los conocidos como “rascacielos” medievales.
Si decides viajar a Cuenca no puedes perderte la oportunidad de visitar el Parador, ubicado en el antiguo convento de San Pablo, donde nos encontraremos con una de las vistas más espectaculares de la ciudad, especialmente cuando se ilumina por la tarde.
El turismo en Cuenca no se limita a la cultura e historia de la ciudad. El entorno natural que conforman la Hoz del Huécar, la Serranía de Cuenca y la Ciudad Encantada es idóneo para practicar todo tipo de actividades al aire libre mientras se disfruta de unas agradables vistas de la ciudad a orillas del río.