Aisa

Llegar a hasta Aisa es disfrutar de un paisaje único entre montañas. Es invierno, y los árboles cubiertos de nieve, hacen que te quedes sin palabras. El cielo azul por encima de las recortadas cimas, te hace pensar que estás en otro mundo. La primera vista del pueblo es preciosa, con todas las casas de piedra y los tejados de pizarra, y entre ellas, rompiendo la silueta, la pequeña iglesia del pueblo.

La entrada se hace por una cuesta con adosado de piedras, como es lo habitual en todos los pueblos de montaña del Alto Aragon ,y lo primero que te encuentras es el albergue para todos los visitantes que quieren conocer este rincón de la montaña.

Aísa es un precioso pueblo que se halla al final del Valle escondido. Además de poder pasear por sus tranquilas calles de casas pirenaicas, y admirar el paisaje, seguramente os encontraréis con la gran colonia de buitres que viven cerca y sobrevuelan sin descanso el pueblo.

Cuando el Valle Escondido llega,a,si fin, Aísa nos recibe en un precioso paisaje de postal. Enseguida veréis cómo los buitres sobrevuelan el pueblo con su elegante planeo. Un lugar perfecto para desconectar!!

Visitar Aísa es una experiencia extraordinaria que merece la pena hacer. La tranquilidad de la aldea, la nieve, el aroma de la leña en las fogatas y su aire de pueblo típico de los Pirineos, hacen de este lugar, el sitio perfecto para pasar un fin de semana tranquilo, romántico y lleno de aventuras, ya que puedes explorar las callejuelas del pueblito, los pastizales del campo abierto e incluso subir la montaña. Normalmente rentar una casa aquí no es muy caro (sólo debes considerar que absolutamente todo lo que vayas a consumir, lo debes traer tú mismo, porque en este lugar no existen las tiendas

El sitio es ideal el paisaje impresionante el trato agradable pero
La comida no es acorde con el lugar la ensalada era esquisita la lechuga el tomate de huerta muy buena las migas y la carne dejan mucho que desear sin sabor