Javier Pinto Sanz
Mar y cielo no existen; sólo un infinito
Haciendo casa de la herrumbre del viejo barco hundido, los pelícanos aguardan silenciosos la vuelta de los pescadores para tomar su almuerzo...
Mar y cielo no existen; sólo un infinito en verso y plata que se pliega sobre sí mismo para envolverlo todo...
El tiempo, hace tiempo, rompió las manijas del reloj invisible...