Conocer Estambul es visitar la única ciudad del mundo que actúa como nexo de dos continentes. Su historia está formada por imperios romanos, bizantinos y otomanos y su centro histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por los monumentos de la época de Constantinopla. Muchos de los viajes a Estambul son para disfrutar de sus mezquitas, concurridos bazares, elegantes palacios otomanos y, sobre todo, por la increíble basílica de Santa Sofía.
Viajar a Estambul es seguir la línea temporal desde la época romana hasta el presente. El monumento por excelencia es la Santa Sofía, una catedral ortodoxa convertida en mezquita otomana y museo. Algunos de los maravillosos emblemas son el Hipódromo de Constantinopla con sus obeliscos romanos y egipcios o la Cisterna Basílica, un auténtico tesoro subterráneo de la época bizantina. Para impregnarte de pura historia otomana la mejor opción es acceder al Palacio de Topkapi, un enorme complejo que fue centro de poder en el imperio otomano. También pasaremos por icónicas mezquitas, como la Mezquita Azul con sus más de 20.000 azulejos.
Pasear por los bazares es otra actividad que no debe perderse quien decida visitar Estambul. El Gran Bazar cuenta con más de 4.000 tiendas que van desde ofrecer joyas hasta artesanía típica turca y sus famosas especias. Otra zona famosa es Beyoğlu, lugar de ocio y compras con un sinfín de tiendas, cafés y edificios históricos que discurren a lo largo de la famosa Avenida Istiklal.
Quien hace turismo en Estambul se adentra en un ambiente mágico y único, fruto de su historia y su mezcla de culturas occidentales y orientales. Por ello la mejor opción es dejarse llevar por las calles de la ciudad descubriendo cada rincón. Un crucero por el Bósforo o pasear por los barrios tradicionales como el de Galata son formas estupendas para vislumbrar esta combinación de civilizaciones.