Alicia Ortego
Entramos por Osh, desde Uzbekistán, a ...
Entramos por Osh, desde Uzbekistán, a este otro punto de la Ruta de la Seda... Kyrgyzstan me sorprendió por sus paisajes, la cordillera del Pamir con cumbres como la del Pico Lening, con más de 7.000 metros de altura... Pero sobre todo me gustó su gente.
Gente sencilla, la mayoría ya sólo nómada en verano, urbanita en invierno (en las escasas ciudades de esta pequeña república).
Tienen menos de 20 años de independencia a sus espaldas, una bandera que homenajea a sus raíces nómadas (es el centro del techo de la yurta, con los rayos del sol entrando en la vivienda), y muchas ganas de vivir!! Son amables, hospitalarios, simpáticos...
Sin quererlo, circulando por sus escasas carreteras y pistas de montaña, te encuentras con escenas como las de un juego del que ya habló Marco Polo: Corriendo con los caballos, se disputan un cordero muerto. Un juego de gente de montaña, pastores, nómadas, sobre todo consumados jinetes, que nos habla de sus raíces mongolas, de cuando Gengis Khan pasaba por allí arrasando en sus conquistas.
Disfrutas con su fruta de verano: Melones, sandías, peras, melocotones... Recuperando los sabores que por aquí ya se están perdiendo.
Por supuesto, te invitan a vodka (a temperatura ambiente) allí donde vayas. Herencia de la URSS, mala herencia cuando ves que todas las tardes los nómadas se emborrachan, quizá para ahogar sus penas, el recuerdo de un pasado más glorioso, quién sabe.
Bueno, habría mucho que decir de este pequeño país, que por su sencillez y calidez, hace que el viaje sea, una vez más, un placer.
Disfrutas con su fruta de verano: Melones, sandías, peras, melocotones... Recuperando los sabores que por aquí ya se están perdiendo.
Por supuesto, te invitan a vodka (a temperatura ambiente) allí donde vayas. Herencia de la URSS, mala herencia cuando ves que todas las tardes los nómadas se emborrachan, quizá para ahogar sus penas, el recuerdo de un pasado más glorioso, quién sabe.
Bueno, habría mucho que decir de este pequeño país, que por su sencillez y calidez, hace que el viaje sea, una vez más, un placer.
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