Hoy hemos salido más tarde para ...
Hoy hemos salido más tarde para continuar nuestro camino (que la noche “tudelana” pasa factura); y paramos pronto a visitar, conocer, cenar y, ¿cómo no?, tomar unos “vínicos” (que estamos en La Rioja!) en Calahorra.
El núcleo urbano original se alza sobre una pequeña colina de 358 m de altitud, e s un lugar de asentamiento antiguo éste, se han encontrado numerosos restos de la edad de piedra y de la edad del bronce; también yacimientos de la época romana, un lugar con mucha historia.
Mientras saco unas fotos a la Catedral y al Palacio Episcopal (justo al lado, un hermoso edificio de los siglos XVI al XVIII), una patrulla se cruza en mi camino, les pregunto dónde está la oficina de turismo (que como quiero pasear por el barrio judío, me gustaría llevar un plano, que parece haber mucho por ver), pero me informan que la zona no es muy segura; por prudencia, porque ahora me han metido el miedo o la intranquilidad en el cuerpo, decido relajarme un ratillo tomando una cola y echando un pito en una terraza en la misma plaza de la Catedral, con vistas de lujo; y antes de terminarla llega mi chico, el bicigrino y ahora sí, nos adentramos en el casco antiguo, sus edificios y monumentos, hasta que topamos con el barrio judío (los primeros asentamientos judíos se remontan al siglo XI y su mayor auge se dio en el siglo XIV cuando contó con unos 600 habitantes.
Un paseo en el tiempo (y una pena haberme quedado sin batería en la cámara, así tienes excusa para ir), fantástico. La zona, que efectivamente no tiene muy buena pinta en algunos tramos, conserva todo el encanto de la época, llegamos a una placita y desde un pequeño mirador contemplamos los tejados desgastados delimitando perfectamente el barrio; los niños juegan en las calles, deslizándose calle abajo sobre un trineo improvisado con una pieza de plástico, al girar una esquina 4-5 hombres de etnia gitana parecen trapichear algo raro (aceleramos un poco el paso), seguimos calle abajo y edificios adosados unos a otros nos conducen por el barrio, hasta sacarnos de allí y enviarnos a una zona más abierta, de repente las calles se van ensanchando, los bloques de pisos se empiezan a dibujar y terminamos por aparecer en la plaza del ayuntamiento de una ciudad bien distinta.
Aquí hay coches por todas partes, gente paseando calle arriba y calle abajo, locales con escaparates llamativos y hummmmmm la semana del pintxo (qué suerte). Un paseo por el centro de pinchos especiales y riojas
El Paseo del Mercadal ( restos del antiguo circo romano), las iglesias de el Carmen (1603),Santiago (XVII-XVIII),San Andrés (XVI), San Francisco (XVII), el Convento de las Carmelitas Descalzas (XVI), el casco antiguo (estructura urbana original romana), los restos de la muralla romana y para cerrar la visita los pinchos y el buen Rioja, una parada con mucha miga.


