Sin duda, la estrella de todas las estatuas de Bruselas es el famoso Manneken Pis, situado a pocos metros de la Grand Place. Esta pequeña estatua (tiene poco más de 50 cm de altura) del siglo XIV de un niño orinando es todo un símbolo la ciudad. Las muchas leyendas que lo rodean y su convulsa historia (ha llegado a ser robada varias veces), hacen que todo viajero que se acerca a la ciudad tenga que visitar y hacerse una foto con él para el recuerdo.
Curiosamente, en las últimas décadas al Manneken Pis le han surgido dos competidores por el amor de los turistas. Estos son la Jeanneke Pis, la versión femenina del Manneken Pis, creada en 1987 y situada también cerca de la Grand Place, y el Zinneke Pis, una divertida estatua de un perro que parece estar orinando en un poste del centro de la ciudad.
Además de estas tres esculturas meonas, hay otras estatuas repartidas por la ciudad que que recuerdan a importantes personajes históricos del país. En plena Grand Place, en la Maison de l’Etoile, podrás ver la Estatua de Everard t’ Serclaes, un héroe nacional, que liberó a la ciudad de los flamencos en el siglo XIV. Dicen que quien toca esta estatua acaba regresando de nuevo a la ciudad. Otra estatua hasta la que merece la pena acercarse es la Fuente de Charles Buls, que recuerda a un político que llegó a ser alcalde de la ciudad durante el siglo XIX y que contribuyó notablemente a la conservación de los edificios históricos del centro. También en el corazón de la ciudad, en los jardines de la Place de L’abertine, en el Mont Des Artes, se encuentra la famosa estatua del Rey Alberto I, el tercer rey de los belgas.
Por último, si paseas por el barrio de Molenbeek podrás hacerte una foto con De Vaartkapoen, una famosa y cómica estatua que representa a un policía corriendo y un pícaro que emerge desde una alcantarilla y le agarra por la pierna para tirarle. ¡Es el rincón perfecto para sacar una de las fotos más divertidas de tu viaje!