Estuvimos allí un día de frío a medio día y la comida nos encantó, ya que era de cuchara (como apetecía ese día) y encima riquísimo, volveremos. Y decorado con utensilios y materiales antiguos, como si estuviéramos en una antigua época.
El arroz al horno muy bueno, el trato inmejorable y el lugar con mucho encanto.
Antiguamente era una casa de pastas, lo cual hoy en día, nos permite observar el estilo regional con lo que cuenta el interior de nuestro país.
Los protagonistas de la carta, sin dudas, son sus carnes a las brasas. Excelentes postres caseros.
Fuimos allí siguiendo la recomendación de esta misma página. La comida fantástica, el trato insuperable y el precio muy bien. Comimos la famosa Olleta de Blat.
