Ubicado en un edificio construido siguiendo la arquitectura típica de la zona, cocina típica manchega regada con los mejores caldos de la región. Los clientes podrán disfrutar allí de las delicias regionales y hasta adquirir productos autóctonos de las tierras manchegas como quesos, vinos, artesanía, etc.
Calidad pésima. Pedimos varios platos típicos. Las migas recalentadas y chiclosas, la sopa de ajo tenia mas aceite que sopa y muy pasada de pimentón. Dos de los cuatro segundos que pedimos los tuvimos que devolver porque eran incomibles de la sal que tenían, y eso que no somos de comer soso. Los otros dos segundos bastante salados pero aun se pudieron tragar. La salsa de pimienta, era nata con unas bolas de pimienta.
Los precios no son baratos que digamos, en fin, dada la ubicación y el lugar, que es bonito, deberían cuidar la cocina, no era de extrañar que casi no hubiera gente. ¡Un lugar