Piran

Recuerdo una aventura de hace un par de años: Me subí a un tren en Venecia que me dejó en Trieste y desde allí cogí un bus que cruzó la frontera con Eslovenia. Comenzaba un viaje a través de Eslovenia y Croacia que finalizaría en Kotor (Montenegro), y yo estaba más que feliz.
Mi primer destino esloveno fue Piran (o Pirano en italiano), una villa marinera enclavada en una fantástica península sobre el Adriático. Piran está muy cerca de la frontera y ha estado siempre bajo el influjo de Italia, al punto que sus gentes son bilingües, sin embargo tiene un sabor propio maravilloso. Rodeado por viejas murallas, el pueblo gira en torno a su puerto pesquero. Pasear por sus callecitas empedradas es un placer. Entre casas adosadas, pendientes escalonadas de piedra que llevan a una fortaleza derruida, pasadizos oscuros y alojamientos muy sencillos y baratos, hay tiendas de antigüedades y restaurantes donde sirven comida marinera fantástica.

Merece la pena acercarse a este pintoresco pueblo esloveno, situado a orillas del mar Adriático, cerca de la frontera con Italia.

El pueblo es pequeño y se ve en un día, motivo por el que los hoteles hacen importantes descuentos si se pasa mas de una noche.

Si vamos con nuestro vehículo tendremos que dejarlo aparcado en las afueras del pueblo (el parking no me pareció caro) ya que esta prohibido todo vehículo, salvo que seas residente.

Rodeada por murallas medievales que están formadas por dos muros paralelos, entre sus monumentos destacan la iglesia de San Jorge (patrón del pueblo), la Casa Veneciana, la de Tartini , el Palacio de Justicia, el Ayuntamiento y el Museo Marítimo.

Pirano es la ciudad más bonita de la costa de Eslovenia. El casco antiguo es precioso, de estilo veneciano, con calles estrechas. Te podrás dar un agradable baño en la zona opuesta al puerto

Limita con el mar Adriático, del cual hay unas vistas increíbles. También hay muchas tiendas y restaurantes.