Los Claveles

Mucho han cambiado las cosas en este restaurante desde que estuve aquí en 2002. Entonces era un restaurante de pueblo con una cocina excelente al que nos acercábamos los que visitábamos el yacimiento arqueológico de Atapuerca. La mayoría veníamos a probar su “olla podrida", plato típico de la zona. Desde aquel año parece que han tenido un éxito imparable. Ahora tienen un tenedor, un edificio totalmente nuevo y un trato propio de cualquier restaurante con pretensiones. Todo es más elegante y también más impersonal. Qué pena. A nosotros nos atendió una camarera hipertensa, de esas que parece que hay que pedirles perdón por cada cosa que pides y que consiguió que no disfrutase de la comida.

Cuando viajo, que es muy a menudo, nunca paro para comer; a lo más, una tapa en cualquier cafetería de carretera. Pero hago una excepción: cuando hago el trayecto León-Burgos-Zaragoza y mi llegada a Burgos es cercana a la hora de comer, siempre paro en Los Claveles, Si voy solo, simplemente pido un plato de sus super excelentes alubias de Ibeas; si somos dos o más, pido una olla podrida con, a lo más, una ración extra de alubias.
Una vez, viajando solo, pedí este último plato y no consumí ni la mitad de lo que me sirvieron. La relación precio-calidad, servicio incluido, es de lo mejor que conozco.

La fama de su guiso de alubias nos llevó a este Restaurante de cocina castellana en un local moderno. Se encuentra muy cerca de los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca. No dejéis de saborear la "olla podrida", receta tradicional elaborada con una alubia roja típica de esa zona y otros productos, mayoritariamente de cerdo.
El servicio es muy atento y eficiente y el menú muy económico además de exquisito.

Famoso por su olla podrida, se come bien en un lugar bien reformado, quizás el precio es un pelin caro para una comida como esa, no dejan de ser alubias.

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