Lausana

Recostada sobre el espacio que queda entre el lago Leman y las colinas que suavemente ascienden hasta casi tocar el cielo, la trabajadora y al tiempo lúdica Lausana, se abre ante nosotro como una preciosa flor alpina, fría pero hermosa, cercana pero orgullosa de su belleza.
Aunque muy suiza, de sus parques emana un ambiente mediterráneo que quizá haya servido como inspiración para los mejores cocineros del país, que han surgido de sus calles y plazas y han llegado al Olimpo de las grandes cocinas del mundo.
Aparte, Lausana es sede del Comité Olímpico, de una de las mejores universidades de Suiza, centro de congresos y meca de los amantes de la buena mesa...

Hace tres años que realicé este viaje con la facultad, con la idea de ir visitando cada rincón de Suiza y su arquitectura. En Laussane visitamos el famoso Rolex Learning Center de los arquitectos SANAA, un edificio impresionante. Desde sus enormes ventanales se podían distinguir las montañas tan simbólicas de la región suiza, los Alpes. Era abril y aún quedaba algo de nieve sobre ellas, movidos por esa curiosidad de verlas un poco más de cerca, cogimos el coche y nos aproximamos al lago que quedaba a sus pies y no muy lejos del centro. La escena se me quedaría grabada para siempre...era un gran espejo de esas montañas gigantes.

Desde lo alto, en la Catedral, hacia la zona más comercial, hay una serie de calles bastante empinadas. Y un montón de escaleras. Algunas, incluso, bajo techo y por debajo de túneles para evitar las inclemencias del tiempo. Lausana es una ciudad que no invita mucho a pasear debido a sus numerosas cuestas y a su buen servicio de metro, pero, igualmente, un paseíto nunca viene mal.

Me ha encantado. Tiene clase, no hay un edifico feo. Las vistas son increíbles, el interminable lago y las montañas de fondo. Lo mejor es subir a la catedral y disfrutar de la panorámica de toda la cuidad. Muy buena oferta de restaurantes internacionales.

Precioso viaje en barco, algo caro, se ha de admitur, pero vale la pena, en verano, dado que el tiempo es maravilloso y una pequeña brisa se agredece. No se tarda mucho, pongamos 45 min, que vale la pena pasar.

Es sin duda una de las ciudades más increíbles que hay en el mundo, una ciudad que desde siempre me tiene el corazón robado. Sus orillas al lago Leman, sus vistas a los Alpes al otro lado del lago, sus paseos en barco, su catedral, su cercanía a las grandes bellezas de los Alpes, el monte Cervino, el glaciar Aletsch, su cercanía al chateau de Chillón, el queso gruyere, la raclette y sus chocolates...
Os recomiendo una visita a esta ciudad y sus alrededores. Os robaran el corazón igual que me lo robaron a mi.

Un paseo por la orilla suiza del lago Leman. Al fondo los Alpes franceses. Tranquilidad!

La única pega que pongo son las cuestas que hay. En mi caso no utilice el transporte publico pero merece la pena. La catedral es bonita y es gratis pasar. El museo olímpico es gratuito y esta bien. Enfrente del museo olímpico se ve el lago y dar un paseo por esa zona merece la pena.

Un lugar con encanto, un pueblo suizo de postal, parada recomendable.