Acudimos para degustar un menú de 13 €, buena comida (salvo el detalle de poner patatas congeladas con el cabrito). La sorpresa desagradable fue encontrar algunos extras (café y una cerveza) sumados, para añadir DESPUÉS el IVA, con lo cual en lugar de 26€ nos encontramos con 36€. No es caro, pero deja sabor a engaño.
Una experiencia nefasta. Se vende como negocio familiar pero eso no implica que deba tener un mínimo de calidad, sobre todo para los precios exagerados que cobra. Comida escasa y de calidad aún más escasa; música a todo trapo y gritos hasta casi las dos de la madrugada a pesar de que hay niños y bebés alojados. Estuvimos día y medio sin agua y sin ninguna explicación... Yo no volvería no loco.
Después de pasar el fin de semana con la familia montando a caballo, disfrutando de la naturaleza en el Valle de Navia y comiendo maravillosamente me gustaría recomendarlo a la gente.