Una decepción absoluta.
Llevábamos tiempo acudiendo a Margarita sin problema alguno, hasta que decidimos celebrar un cumpleaños allí y nos encontramos con una experiencia lamentable. A pesar de tener nuestro QR de acceso (como siempre), el portero (un maleducado que se cree alguien x tener un mínimo de poder) y un tal Alberto Velázquez nos dijeron que el código “no funcionaba” y que no podíamos entrar. Alegaron excusas sin sentido, como si fuéramos tontos, cambiando la versión sobre la marcha: primero que el QR no iba, luego que eran “políticas de empresa”.
Incluso llamamos a la persona de Fourvenues que nos había proporcionado el QR, quien contactó directamente con Alberto, pero este se limitó a negar con la cabeza, hablar en voz baja tapándose la boca para que no le oyéramos y desaparecer sin dar explicaciones. Todo muy poco profesional.







