Simplemente que si no has estado tienes que venir. La Concha, los pintxos y muchas cosas más te están esperando. Aquí te dejo unas fotos de mi visión particular de la ciudad.
Que voy a decir de una de las ciudades más bonitas que he visto nunca.Soy una enamorada de San Sebastián, de sus gentes, de sus pintxos, del txacolí, de sus playas, de sus montes, del txirimiri, de los colores de sus atardeceres.
Me quede impactada al descubrir los encantos de Donosti, la Concha, la magia enorme que envuelve esa ciudad, de verdad que es digna de visitar, es uno de mis rincones favoritos. Cada vez que pueda.
San Sebastián, Donostia en euskara, es una pequeña ciudad muy fácil de visitar a pie.
Los puntos clave que yo destacaría para visitarla serían tres, guiándome por las tres playas: La playa de la Zurriola en Gros, La famosa playa de la Concha en la zona del centro incluyendo la Parte Vieja y la playa de Ondarreta.
- La Playa de la Zurriola, en el barrio de Gros, es conocida por ser la playa de los surfistas y por el Centro de Congresos del Kursaal donde se celebra el Festival Internacional de Cine en septiembre. Si coincide que visitas Donosti un jueves, no te puedes perder el ambiente que hay por los bares de Gros en el "pintxo-pote" (una tapa y una bebida a precio más reducido). San Sebastián es conocida a parte de por su gastronomía, por ser una ciudad cara, pero los productos y la calidad de los servicios es muy buena, por lo tanto, vale la pena.
Llegamos al Hotel Aranzazu, al día siguiente recibo un llamado telefónico de la señora llamada Ma. José
Ansalas Oscariz, y me dice que puede esa noche venir a visitarme al hotel?
Esa noche la esperé y apenas la ví entrar reconocí en ella rasgos de mi familia de Argentina, era evidente que algo nos unía. Vino acompañada por su esposo. Un abrazo emocionado, cariñosos y con llanto fue mi reacción. Una vez tranquilas nos pusimos a charlar sobre el viaje y el por qué lo realizaba.
Luego desplegamos ambas nuestros árboles genealógicos y llegamos a la conclusión que pertenecemos a la misma rama, nuestros bisabuelos eran primos. Luego de una extensa charla sobre la familia que vive en Argentina y de su propia familia, fuimos a cenar a un bello restaurant frente al Peine del Viento. Lástima que llovia, pero la alegría y la emoción hacían que ello se pasara por alto. Pude desde ahí ponerme en
comunicación con otros familiares residentes en Etxalar, pueblo donde nació mi bisabuelo, y quedé en encontrarme con ellos en el pueblo en breves días. Las emociones iban cada vez en aumento.
