Hellín

En el corazón de Castilla la Mancha se encuentra esta localidad albaceteña llena de historias y leyendas que contar. Viajar a Hellín es una forma de aprender sobre el pasado no sólo de la localidad, sino de toda la región. Un lugar en el que conocer los pueblos y civilizaciones que han dejado su marca en la zona, dándole la personalidad que tiene hoy la ciudad.

Desde la Edad de Bronce la ciudad ha estado habitada, como muestran las pinturas rupestres de Minateda. Más adelante íberos y romanos encontraron también aquí un buen lugar para quedarse. Entre los yacimientos arqueológicos que se pueden ver al hacer turismo en Hellín se encuentran el Tormo de Minateda, además de una villa romana y unas termas.

El casco urbano de la localidad es un buen lugar en el que perderse y sentir el paso de la Historia en sus calles. En una ruta de turismo en Hellín el viajero se encuentra con edificios de gran valor que seguro que no le dejarán indiferente. Entre estos pueden estar la Iglesia de la Asunción, el Convento de la Clarisas -reconvertido en centro cultural-, la Iglesia del Sagrado Corazón, la Ermita de San Rafael, el Convento de los Franciscanos…

Un buen momento para visitar Hellín es durante Semana Santa. Esta ha sido declarada de Interés Turístico Internacional y es una de las más visitadas de toda España. En estos días los tambores son los protagonistas, en cada rincón de la ciudad se puede escuchar el repiqueteo de estos que no dejan de sonar desde el Jueves Santo.

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