Taj Mahal

Simplemente imponente y majestuoso, cuando lo vi desde la ruta no podía creerlo y una vez que estas ahí quedas con la boca abierta.
Hicimos la excursión saliendo desde Old Delhi y son aproximadamente 3 horas de viaje yendo por una autopista muy moderna. Llegamos muy temprano, muchísima gente haciendo fila para poder ingresar, principalmente turistas chinos. Hay que tener mucho cuidado con la gente que se encuentra en los alrededores del ingreso al complejo, hay delincuentes esperando un descuido para robarte.

Una vez adentro te encontras con tres estructuras, al centro el Taj Mahal, a la izquierda la mezquita y a la derecha lo que funciono como casa de visitas durante el reinado Mogol.

Siendo sincero, tengo que admitir que estaba un poco nervioso cuando visité el Taj Mahal. A veces he visitado rincones cuya inmensa reputación les precede y resultan ser algo decepcionantes en la realidad, pero os puedo asegurar que este no es el caso con el Taj Mahal. A pesar de haberlo visto un millón de veces en fotos, el segundo que pasas a través de las puertas y pones los ojos sobre él, te hechizará. No podrás quitarle los ojos de encima.

Todo lo que dicen sobre el Taj Mahal es cierto, es espectacular. Es increíble cómo simplemente estar en la presencia de lo que, en su esencia, es sólo un edificio simple puede darte una indescriptible y casi infantil sensación de asombro. Me impresionó su tamaño y su abrumadora blancura cuando el sol lo golpeó, la simetría, su perfección geométrica y los innumerables minúsculos detalles incrustados en sus paredes.

No puedo añadir comentarios a su extensa historia, a su inmensa arquitectura, a la pureza de sus materiales, que no se haya comentado ya.
Durante mi visita estaba prevista la visita de un ministro o similar y el recinto se cerraba al público a media mañana, por lo que tuve que abandonar mi visita antes de lo previsto. Personalmente me hubiese quedado el día entero, las sensaciones que me invadieron aún las recuerdo con magia, como si estuviese allí algo más que corpóreamente. Aún sigo deseando volver a visitarlo.
En mi caso recomiendo su visita al atardecer, yo lo visité al amanecer y con la contaminación y la neblina de las primeras horas apenas se distinguía la silueta del Taj Mahal, compañeras de viaje lo visitaron al atardecer y el tono anaranjado del cielo da unos toques mágicos de color en el mármol blanco de la pieza central del Taj Mahal, espectacular.

Para llegar a la entrada del monumento hay que aparcar en un espacio habilitado.Alli puedes coger un ciclo,o bien ir andando. Acceder a la venta de entradas donde te proporcionan un botellin de agua,unos patucos desechables y hay unas taquillas pues no se puede acceder con ningún tipo de boso o mochila. Y allí estábamos en el lugar que siempre ves en fotos y documentales. Pasamos unas horas en la tarde visitando el monumento más famoso de la India y del mundo.
Al coincidir con las fiestas del Diwali y ser festivo en todo el país estaba bastante lleno de gente foranea. Despues de pasar los controles de acceso nos dirigimos a la entrada, ver a lo lejos el imponente edificio de color blanco junto con la marea de cabezas,cámaras de fotos,móviles le hace perder un poqito del encanto, supongo.Pero aún así no deja indeferente a nadie.Otra cosa que ya te vas acostumbrando pues llevabamos varios días recorriendo el país, pero que no dejaba de sorprenderme era que todo el mundo quería fotografiarse conmigo.Ya iba sobre aviso pero no pensé que llegase a ser tan obsesivo lo de las fotos.