Las sandalias de Ulises
Lo que menos me gustó de Ucrania fueron sus baños públicos.
Son letrinas (véase agujero en el suelo, muchos literalmente eso), algunos con agua corriente y otros no, con un pozalito donde depositar el papel usado y muchos sin puertas, con simples separadores. Todo esto, de pago, entre unos 0,10 y 0,20 € y el papel lo cogías de la mesa antes de entrar, después de pagar.
Encontré uno en Crimea muy curioso, el grifo era una botella de plástico cortada por la mitad y puesta boca abajo, el tapón era el grifo, ¡bricomanía al poder!
Afortunadamente los restaurantes eran otro mundo.